lunes, 4 de enero de 2016

Retorno al mundo de los vivos.

Retorno al mundo de los vivos es el 1x26 de ALSA.

Los pacientes entes que me siguen en Twitter y (todavía) no se han hartado y largado puede que notaran que últimamente me he puesto muy musical. Ya que no puedo ir a conciertos que éstos vengan a mí, o sea, a mi Youtube. Me dio por los ''live'' míticos de ayer y hoy (Lollapalooza existe, no es cosa de Los Simpson)

Pero si el título de la entrada es el que es, se debe al hecho de una digievolución en algo tan cotidiano como escuchar canciones mientras paseo, intentaré explicarlo. Eso es algo que no hacía desde... bueno era con un walkman, así que imaginen. La radio del móvil la escucho en las salas de espera, no iba por la calle con auriculares porque me gusta el sonido ambiente de la city, y si han leído los post anteriores, muy lejos no llego a pata.

Hasta ahora.

Ahora... aguanto un poco más.

Y se debe (aunque me fastidie tragar con una modernez como el mp3) a que cualquier tema alegre, pegadizo o marchosillo que me mole me pone a cien oyéndolo así, por unos diminutos audífonos, no sé por qué. Sólo sé que ni me entero y tiro millas a sitios más lejanos, a saber: algunas citas médicas, panaderías y churrerías (si me levanto muy temprano) que ya conozco todas las de un amplia área y según qué quiera ese día allá voy, para lo cual me he aprendido paradas y horarios de autobuses y de taxis, que por la recíen adquirida fuerza que me da la música las más próximas ya están fuera de la ruta sobre ruedas.

Me gusta mucho sorprender a mi familia llegando con churros o un pan redondo guay de buena mañana, sobre todo si hay visita. Me gusta ir a otras tiendas ya sea andando, al menos la ida, porque para la vuelta los helados por ej. lógicamente han de llegar en condiciones. Me he gastado perras indecentes porque me dio por ir donde está el mejor granizado de limón -mi debilidad en verano- por tener que coger dos autobuses en la ida y taxi en la vuelta.

A ver, aprovecho para descubrir otros lugares del entorno y desayunar o comprar el periódico o el pan, ya que estoy allí (traducción, para no sentirme tan culpable por semejante locura) pero claro, eso supone dejarme más dinero en esa aventura. Pero lo importante, a la ida de mis paseos pongo el mp3 y sin darme cuenta estoy mucho más lejos de lo habitual en años anteriores, y con fuerzas para volver andando también. Eso es mucho en mi situación. Por eso si digo que los géneros menos tomados en serio (el dance 90's, el pop más chicle) me han dado salud como ningún medicamento o el hierro que de cuando en cuando deben reponerme, está comprobado y uno es feliz.

Pd: si ven a alguien por las calles en ese plan pero con un walkman y sus correspondientes mega auriculares (hola #3) salúdenme, que si encuentro uno mono lo alterno con el jodido mp3.




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