jueves, 15 de junio de 2017

Adiós Elena...

Adiós Elena... es el 2x01 de ALSA.

Mamadou es de Senegal. Es grande a lo alto y ancho, sonriente a más no poder. Me lo encuentro por toda la ciudad desde hace un par de años, en diferentes puntos en plena calle y oyes, que no pasan más dos o tres meses sin que vuelva a toparme con él.

La primera vez le devolví el saludo, pero negué con la mano en gesto de no, gracias a su ''hola amigo ¿quieres comprar algo?''

Y es que Mamadou lleva mil cosas en mil bolsillos y un bolsón que por enormes que sean ambos es para flipar, el mostrador humano no termina nunca. Objetos de su Senegal que traen suerte, dice. Verán, después de tantos encuentros es insultante no tener la educación de atenderle. Eso y mi famosa afición a las pulseras de tela. Y que ésta vez tenía algo de pasta.

Se la llevó a cambio de dos pulseras muy chulas y un pequeño elefante, figura de madera que junto a sus oraciones me van a curar, dice. Porque estuvimos un rato hablando y así me enteré de su nombre, país de origen y otros datos de su familia (que no cascaré) antes de contarle mis problemas de salud y enzarzarnos en un debate religioso en el que, como si fuera Twitter, nadie cedió un ápice.

Ummm... a ver, aclaremos:

-El tío es un hacha como vendedor, con una verborrea en nuestro idioma que domina espectacular. Seguro que solo a mí me llama amigo ¿verdad? ;D

-No hacía falta, yo era comprador seguro pues cuando apareció pensé que lo mismo llevaría pulseras de tela, que me pasa como cuando quise una rebeca cardigan parecida a la de El gran Lebowski ''La buscaré, la buscaré, la buscaré en el bazar, en el Lidl o en el mercadillo yo la tengo que encontrar''

-Lo mismo cuando quiero pistachos que lleven incrustados la sal o harina esa que llevan Y QUE NO HAY EN NINGUN LADO CERCANO solo hay de los sosos. En un área con muchos quioscos, súpers e hípers, dita sea. Tengo que esperar al mercadillo, pero recuerden que no salgo a la calle cuando quiero, sino cuando puedo. Eso significa que si el día del mercadillo no estoy on fire, a esperar otra semana. Para unos pistachos.

O sea que cuando quiero algo y puedo pagarlo, cuando al fín lo avisto no dudo aunque sea una chorrada; en Instagram doy fe.

Así que no veo a Mamadou como el mejor vendedor ambulante del mundo que la suerte o el destino quiere que me lo encuentre regularmente. Es quien me trajo las pulseras más bonitas que tengo desde que, en una odisea hace cinco años aprox. no hallé del tipo/colores que deseaba tras un montón de sitios a lo largo de tres salidas en una semana. Esa vez me conformé con unas parecidas en una tienda de souvenirs que hay en el puerto, donde caen los guiris (el mismo negocio que Mamadou pero más cómodo para el sableador)

Con todo ésto del revival noventero creía que sería más fácil dar con las que me molan, a saber de tela de color verde claro o mezclado con amarillo, azul claro o rosa o roja con toques negros -suelen ser puntitos- ya sabéis las que digo ¿no? ¿no estáis puestos en el maravilloso mundo de las pulseras hippies?

Respecto a lo de contarle mi situación sanitaria tranquilos, se lo cuento a todo el mundo. Soy como esas ancianas de los ultramarinos. ¿Acaso no lo estoy contando aquí? Que lo aprovechara para sacar el elefante y como sableador también que es asegurara que me voy a curar (con la figurita y con sus oraciones, claro) tranquilos de nuevo. La pulseras iban tan baratas que no dudé en aceptarlo y pagar una cifra similar, aunque le dije que yo no creía en ningún Dios pero que por probar...

Fue un juego de falsedades entre dos personas jodidas por la vida, acostumbradas a tener conversaciones pseudoamistosas educadamente. El es experto pero yo también, son muchos ingresos en hospitales, lugar donde se dan pero mucho muchito.

Lo más gracioso, Mamadou (que por cierto se parece un huevo a Mr. Cooper, debí felicitarle por la victoria de Golden State) se patea a diario la city y seguro que se cambiaría por el de la tienda del puerto. Luego estoy yo, que me gustaría caminar lo que él y no puedo.

O a lo mejor sí. ¿Y si juntamos la mejoría por la operación de trasplante, que doy por segura, y la mejoría por oraciones de mi nuevo amigo, que da por segura? Parece que tengo todo cubierto, ciencia y religión ancestral a mi favor.

Una cosa más, respecto al título: Elena no pero un nombre parecido está escrito en la bolsa de farmacia en las que guardo las pulseras MEH de hace cinco años. Hala, por si quedaba algún no creyente en cosas serendipíticas o algo. Así que puedo decirles adiós y lucir mis nuevas pulsetelas (*le estrangulan con razón como si hubiese dicho juernes*) mientras espero que el tremendo combo me permita andar más, cual senegalés.

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